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jueves, 28 de agosto de 2025

Los ángeles del barro

 

Ghiberti, Puerta del Paraíso, Baptisterio de San Juan,
Florencia, 1452

Cuadros desaparecidos

(y algunos, recuperados)

No sólo los ladrones hacen desaparecer las obras de arte. Las guerras, p.ej., como pasó con el Altar de Gante (lo vimos por aquí). O los desastres naturales: inundaciones, terremotos, erupciones de volcanes, avalanchas…

Un caso muy famoso es la inundación de Florencia en noviembre de 1966. La ciudad está recorrida por el río Arno, que parece inofensivo cuando lo ves, pero no siempre fue así. La lluvia alcanzó ese día un 44% más de lo usual, durante 2 infernales días y el río se desbordó hasta llegar a los 3 m. Murieron 101 personas. 


La gente hacía su vida normal. Nada presagiaba semejante aluvión. Incluso se estaba proyectando en el Teatro Verdi una película de la Biblia, con el Diluvio Universal. El alcalde no quiso dar la voz de alarma precisamente para no alarmar a la población. Cuando pidió ayuda a Roma (es que todo pasa por Roma), el Ministerio del Interior tardó en reaccionar. Los presos huyeron de las cárceles; murieron los animales del zoológico y del hipódromo.

Uccello, El Diluvio y la remisión de las aguas, 1425

Se inundaron tiendas, viviendas y muchos edificios públicos como la Biblioteca central, el archivo de la Ópera, los Uffizi. Muchas obras de arte fueron dañadas o destruidas, en especial las de las iglesias y conventos. Se calcula que se perdieron alrededor de 3 millones de libros y casi 14000 objetos de arte, dentro de los cuales 1500 eran pinturas.


Florencia, como Roma, debe de ser una de las ciudades con mayor concentración de arte en metros cuadrados. En cuanto paró la lluvia, aparecieron los angeli del fango, los ángeles del barro, voluntarios florentinos y de todas partes del mundo, soldados americanos de las bases en Italia; rusos, checos y húngaros enviaron ayuda. Se dedicaron a recoger, limpiar y salvar todo lo que se te ocurra: estatuas, manuscritos, cuadros, libros…  Picasso donó su “Mujer leyendo recostada” para recoger fondos para la recuperación.

Picasso, Mujer recostada leyendo, 1939

Cimabue, Crucifijo, 1275 (restaurado)


Se perdió el fresco de la Creación y Caída de Uccelllo y otro de di Bonaiuto  en Santa Maria Novella. En la Basílica de Santa Croce el agua llegó a los 4 m y afectó al gran Crucifijo de madera de Cimabue; en el refectorio se dañó severamente el óleo sobre tabla de Vasari, La última Cena, de proporciones enormes (2.5 x 5 m). 

Cimabue, Crucifijo, 1275


El fresco de Vasari estuvo 12 horas sumergido en el agua y había perdido mucha superficie de pintura. Estuvo guardado casi 30 años, hasta que pudo ser restaurado con nuevas tecnologías: está instalado con un sistema de poleas para que, en caso de inundación, pueda ser elevado sin problemas en menos de 1’. (Te dejo la noticia por aquí.)

Vasari, La Última Cena, 1546 (imagen: el pais.com)


Vasari, La Última Cena, 1546 (restaurado)

Las pesadas Puertas del Paraíso, de Ghiberti, fueron arrancadas del marco, como si fueran de papel.

Los voluntarios pusieron el hombro y colaboraron varios días. Organizaron grupos para gestionar la limpieza de la ciudad y apoyar a carabinieri y bomberos. Se creó una camaradería especial, que los llevó a armar una asociación de voluntarios que asisten en este tipo de catástrofes.  


Esto sirvió para tomar conciencia de la importancia del cuidado del patrimonio y se estableció un taller oficial de restauración y conservación. Se puso especial cuidado en conservar lo que no había sido dañado por el agua y el barro: los frescos perdían la pintura, al desconcharse el yeso; el arte en madera se curva con el agua y tarda en secarse.

Libros dañados por el aluvión en la Universidad
de Estudios de Florencia

Los ángeles del barro eran principalmente jóvenes; se calcula que fueron aprox. 12000 personas.

No fue la primera y única vez que el Arno se desbordó. Tampoco será la última, pero la inundación de 1966 sirvió de ejemplo para la prevención.

Maestro di Daddesco, Antifonario con Santos
Mártires y Salomón, 1330

Si quieres conocer los testimonios de algunos de los ángeles del barro te dejo este enlace del Corriere aquí.

Este artículo es un resumen de:

Charney, N. The museum of lost art. London, Phaidon, 2018

García Martín, P. “Los ángeles del fango”. 

En Descubrir el Arte, Madrid, Duomo Global, 2016, n° 213

 


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