Ésta es una obra que ha dado
mucho que hablar a los críticos. Como nos tiene acostumbrados, Manet nos deja
una sensación de ambigüedad, como si quisiera decirnos más de lo que nos está
mostrando.
jueves, 26 de noviembre de 2015
jueves, 19 de noviembre de 2015
El cerebro engañado
Las ilusiones ópticas
Sí, nuestros ojos engañan a
nuestro cerebro. Le envían la información de lo que ven, cada uno por su lado,
y éste trata de interpretarlo todo, recurriendo a experiencias anteriores,
asociándolas y comparándolas. Cuando no encuentra una experiencia semejante que
explique esa imagen, la completa como puede. Y en esto se basa el truco de las
ilusiones ópticas.
Vasarely, Boo, 1978 |
La perspectiva es una de ellas,
sólo que ya nos hemos acostumbrado después de tantos siglos y forma parte de
nuestra manera de mirar. La anamorfosis, sobre la que hablamos hace poco, también es una ilusión óptica, que juega con
el punto de fuga.
jueves, 12 de noviembre de 2015
Reflexiones sobre el arte contemporáneo
Tàpies, Barniz con formas negras, 1982 |
Hace unos meses me tocó acompañar
a unos alumnos a una visita a un museo de arte contemporáneo. No voy a decir
cuál, para que nadie se sienta aludido.
Pollock, Dripping con esmalte, 1950 |
Muy respetuosos, recorrieron las
salas sin decir una palabra, atendiendo a las explicaciones de la guía. Antes
de tomar el ascensor para bajar y salir del museo, se me acercaron varios, muy
perplejos y me decían en voz baja: “Esto es una estafa”, “Esto no lo entiendo”,
“¿Y a esto llaman arte?”. Ya dentro del ascensor, una alumna increpó
directamente a la pobre chica que nos hizo de guía: “¿Uds. nos están tomando el
pelo?” Silencio absoluto: menos mal que el ascensor bajó rápidamente…
jueves, 5 de noviembre de 2015
Esos vuelos de palomas
Matisse y su libro Jazz
Ícarus, 1947 (Jazz) |
Matisse se recluyó en Vence
durante la 2da Guerra Mundial. Su médico le había aconsejado que se alejara del
mar, después de haber sufrido una operación de cáncer de duodeno y una embolia
pulmonar. Con 75 años, a pesar de estar recuperado, tenía recaídas, pero esto
no le impedía seguir creando desde su cama o desde la silla de ruedas.
Allí, mientras esperaba noticias
de su ex esposa y de su hija, que habían sido arrestadas por la Gestapo, comienza
a “pintar con tijeras”. No era la primera vez que utilizaba el collage: ya lo
había hecho para representaciones teatrales o ballet, pero ahora no tenía la
limitación del escenario o del tema. Su afán había sido siempre liberar el
color de la línea, del contorno, y al fin lo había logrado con sus “papeles
recortados”. Hacía pintar los papeles al gouache y los recortaba con mano
segura, con una tijera que le hacía recordar a “vuelos de palomas”. Así es como nace
Jazz, su libro de artista.